Con el apoyo de las Subsecretarías de Energía, Medio Ambiente, Salud y Agricultura, la Agencia de Calidad e Inocuidad Alimentaria (Achipia), el Servicio de Cooperación Técnica (Sercotec) y el programa de Desarrollo Productivo Sostenible del Ministerio de Economía, las empresas adheridas a este APL buscan elevar sus estándares de producción y reducir costos, integrando tecnologías y medidas que optimicen la gestión de recursos y materias primas. También se espera impactar positivamente en la salud de la población mediante la incorporación de vitamina D al pan, manteniendo los atributos de los productos tradicionales y artesanales.
La Seremi de Medio Ambiente RM, Sonia Reyes, expresó que este APL “contribuye decididamente a transmitir a toda la sociedad los objetivos que tenemos como país en materia ambiental. Los compromisos de la industria del pan para reducir su consumo hídrico y energético, optimizar sus procesos y reducir la generación de emisiones de gases de efecto invernadero tienen un enorme impacto, no solo en las cifras globales, sino también locales porque es la industria con mayor presencia en las zonas residenciales. En todos los barrios se encuentra una panadería o pastelería que no solo aporta a la economía local, ya que en la medida que mejora sus procesos también mejora ese entorno”.
Para lograr una producción de pan baja en carbono, será fundamental la adopción de energías renovables, lo que incidirá en el mejoramiento de la competitividad de las empresas a través del ahorro energético.
“Invitamos a las empresas a sumarse al APL y quiero resaltar los beneficios. En primer lugar, la mayor eficiencia productiva, ya que optimizando el consumo de agua y energía y reduciendo residuos, se generan ahorros significativos. También hay un sistema de capacitación para trabajadores para trabajar colaborativamente con las organizaciones del Estado en las temáticas del APL. Además, las empresas recibirán una certificación y un sello que podrán exhibir a sus clientes, y podrán reportar sus resultados con indicadores que evalúan su trabajo, contribuyendo así a los compromisos de gestión climática”, enfatizó Sebastián Carvallo, director ejecutivo (s) de la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático de Corfo.
Las ocho metas de este Acuerdo de Producción Limpia incluyen la medición y reducción de la huella de carbono, así como la transferencia de conocimientos sobre buenas prácticas de fabricación, sostenibilidad, inocuidad basada en análisis de riesgos y economía circular. Se abordará la gestión responsable del agua, la energía, los residuos y las mermas. Además, se implementarán medidas de seguridad alimentaria y laboral, junto con el desarrollo de nuevos productos y modelos de negocio que contribuyan a reducir costos y mejorar la competitividad.
“El primer APL nos costó mucho porque era algo nuevo para nosotros. Sin embargo, hoy nos sentimos fortalecidos y con más experiencia para enfrentar este nuevo reto. Esto nos permite avanzar, modernizarnos y hacer las cosas como tienen que ser. Queremos agradecer a todos los organismos públicos que nos están apoyando, ya que su respaldo nos hace sentir importantes como industria. Somos una industria grande, con presencia en todos los barrios”, dijo el presidente de Indupan, Juan Mendiburu.
Por su parte, María José Becerra, gerenta general del Servicio de Cooperación Técnica (Sercotec), señaló que “hay muchas panificadoras que abastecen a todo Chile, y este gremio está compuesto principalmente por micro y pequeñas empresas. Esta asociación gremial ha utilizado de manera inteligente las herramientas que proporciona el Estado y desde Sercotec han tenido la posibilidad de acceder a tres programas de fortalecimiento. Esto refleja la construcción de buenas asociaciones gremiales que le hacen bien al país y por eso estamos muy honrados de ser parte de este APL”.
A pesar de la rica tradición de la panadería chilena como proveedor de un alimento básico, en la última década ha enfrentado cambios significativos y desafíos, como la competencia con productos como panes envasados y cereales, así como nuevas exigencias de sustentabilidad. Además, el aumento global de costos, especialmente del trigo, junto con el de insumos como materias grasas, levaduras y combustibles, dificulta la capacidad de las panaderías tradicionales para ajustar sus precios.
Con la implementación del primer APL, la industria panificadora de Santiago logró en 2020 la certificación de 18 empresas, alcanzando significativos avances en sustentabilidad y eficiencia. Esto significó una reducción del 26% en el uso de sodio, así como mejoras en la gestión de residuos y el consumo de agua, energía, petróleo y gas. Además, se registró una disminución en los índices de accidentalidad y siniestralidad.
Con este nuevo hito, las panaderías tradicionales reconocen la sustentabilidad como un pilar esencial para su futuro, orientándose hacia el cumplimiento de estándares ambientales, la mejora de la calidad del pan y la promoción de la innovación tecnológica.