Por: Juan Fernández Bustamante/Seremi (s) del Medio Ambiente RM
Desde el año 2012 cada 21 de marzo se conmemora el Día Internacional de los Bosques, fecha instaurada por la ONU para concientizar a la población sobre la importancia y beneficios ecológicos, económicos y sociales de las áreas forestales del planeta, especialmente hoy en día cuando más de la mitad de la población mundial vive en ciudades y está cada vez más desvinculada de la naturaleza.
Los bosques representan un tercio de la superficie terrestre del mundo y albergan
más de la mitad de las especies animales y vegetales del planeta. Más de 1.000 millones de personas -incluidos más de dos mil pueblos indígenas- dependen de los bosques para sobrevivir, ya que estos les proporcionan alimentos, medicinas, combustible y abrigo.
Y aunque la superficie total de bosques en el mundo está disminuyendo debido a la desforestación -responsable de la pérdida de 13 millones de hectáreas al año y de un 12- 20% de las emisiones de Gases de efecto Invernadero que contribuyen al calentamiento global- milagrosamente otras áreas de bosques se están recuperando, y con ello se están preservando la biodiversidad de plantas, animales, hongos, líquenes y microorganismos únicos para el planeta.
Durante décadas los bosques se han visto impactados por el cambio en la composición del suelo, las estaciones, el agua, además de algunas enfermedades, plagas y fundamentalmente por la acción humana, poniendo en peligro el hábitat para las especies y comunidades que viven en ellos.
Por ello, se eligió el 21 de marzo -que coincide con la entrada de la primavera en el hemisferio norte y con la del otoño en el sur- para decirle a las naciones que adopten iniciativas en el plano local, nacional e internacional para la preservación de los bosques, los árboles, y la naturaleza en general.
Pero, el desafío no solo lo tienen los estados, también cada persona que vive en el planeta debe preocuparse de la conservación de los bosques, de las más de 60 mil especies de árboles que existen en el mundo, porque no solo conservan la biodiversidad de los ecosistemas, si no que son los que garantizan nuestra subsistencia.
De manera silenciosa los bosques limpian nuestras aguas, nos dan sombra, filtran nuestro aire al actuar como sumideros de carbono, protegiéndonos del Cambio Climático y nos proporcionan alimentos, medicinas y combustible.
Hoy los árboles no solo los podemos ver como algo funcionales u ornamentales, también son los calmantes a nuestra agitada vida. En el último tiempo se les reconoce como sanadores del estrés por lo que se han fomentado los “Baños de Bosques”, paseos al interior de estos que permiten a nuestro cuerpo y espíritu absorber los aceites de paz y confort que emanan los árboles. Esta experiencia sensorial promueve la salud y tiene como objetivo mejorar el bienestar, aliviar el estrés y fomentar el reposo de las personas.
Algunos estudios incluso señalan que las ciudades con mayor áreas verdes y cobertura forestal tienen niveles reducidos de obesidad y delincuencia como el publicado por BMC Public Health el año 2016, donde los investigadores Dalton, Jones y Sharp indican que el estar en contacto con la naturaleza ejerce un efecto protector ante las patologías de la obesidad y la diabetes.
Por ello, si queremos contribuir a vivir en un planeta más sano y ambientalmente sustentable debemos poner en práctica algunos consejos como el reciclar, evitar encender hogueras y fogatas en los bosques o parques naturales, sembrar árboles y plantas en nuestras comunidades, y fundamentalmente tomar conciencia que aunque silenciosos, los árboles son nuestros compañeros de vida, y debemos protegerlos.